26 de febrero de 2008

BUSCANDO AL HIDALGO CABALLERO...


Salieron temprano de diferentes sitios de la gran planicie peninsular, hacia rutas inesperadas por muchos. Llenaron los depósitos de sus monturas y con gran ilusión... fueron en busca de un hidalgo caballero que de nombre se llamaba... en estos gratos instantes no me quiero ni acordar!

Esperaron una aventura de grandes y abiertos espacios, lo cual obtuvieron,
lo que todos ansiaban , era poder divertirse con sus monturas haciendo curvas tan juguetonas que la sonrisa se les quedara dibujada hasta la mañana siguiente cuando se levantaran, jamas fue, La Mancha oeste toledana no lo tenia, y llego el momento de ir desistiendo de aquello tan esperado.

Y según iban haciendo kilómetros en la temprana mañana, se empezó a dibujar un pequeño puerto montañés toledano,aunque mi retrovisor vibrase tanto como el corazón de mi montura, puede ver alguno sonriendo por el puerto que a nuestros ojos se empezaba abrir paso...

Pocas si, pero las degustamos todas y cada una de ellas, alguno se le habría ocurrido pensar de dar media vuelta y volverlo hacer en sentido opuesto... pero no había tiempo para ello, sin demora llegaron a un pueblo llamado Consu... algo no recuerdo alli decidieron echar un cigarro con algo calentito entre las manos - y no me refería a algo obsceno, ¡que mente calenturienta! -.

Después de andar viendo por la llanura clara y con pocas nubes, la silueta de los gigantes de aquel fastuoso pueblo, al llegar allí yo mismo pensé, -¿que coño te meterías Don Quijote pa flipar con los molinos?-, majestuosos molinos manchegos de unas paredes calcareas tan llamativas como su interior, pero eso ya es otro cantar ya que a mi estas cosas rusticas lo justo...

...Volviendo a nuestra travesía aventurera... salíamos del pueblacho y dirijamos nuestras monturas hacia el próximo sitio de posada, pueblo donde casi nazco en sabanas blancas y con puntilla de ganchillo de las que antiguamente se hacían a mano, un pueblo seco llano y de buena gente, tanto que casi nos sale gratis la posada!...

... Teníamos tanta hambre que ya solo pensábamos en llegar al mesón donde nos esperaban inciertos manjares - tanto era que yo ni siquiera pensé que fuese a ser así, ya que había reservado en varios por si no era de nuestro agrado - como el sitio era de delicado y no muy complejo estar, nos sentimos como en nuestra propia casa - al menos yo -, comimos como casi reyes, manjares muy de la tierra, y casi como para paladares finos... con las mismas hicimos alguna que otra amistad en el mesón y fuimos en busca de otro de los componentes que se quedo rezagado haciendo de sus menesteres...

... una vez reunidos todos un buen refrigerio y de vuelta a la carretera, eso si dando unas vueltitas a una glorieta para poder desgastar un poco los neumáticos de los laterales, ya que todos sabíamos que en la carretera de vuelta seria tan lineal como las que mantuvimos por toda la aventura matinal, y ni encontramos al hidalgo Don Quijote, ni de su paladín, ni de su fogosa dama Dulcinea.







2 comentarios:

Goyo dijo...

Buena música, buena crónica, y mejores afotos... (¿Quién es el autor? Gran fotógrafo, a fé mía)

Unknown dijo...

Estupenda cronica que me hizo revivir la ruta de nuevo.
Sabia yo que eras un poeta y ademas de los romanticos.

Te queremos campeon.
Yoly y Luis.